Entrevista con Maru Díaz, consejera de ciencia, universidad y sociedad del conocimiento
Los premios Tercer Milenio de HERALDO celebran este año una edición muy especial con la que quieren reconocer el esfuerzo colectivo y la capacidad de respuesta ante la pandemia desde los ámbitos de la investigación, la divulgación y la innovación, ¿cree que este tipo de galardones son más necesarios que nunca?
Son fundamentales. Se está trasladando cierta imagen de la sociedad muy negativa porque aquellos que no están cumpliendo las normas, aunque son minoría llaman mucho la atención, y creo que es importante mandar un mensaje positivo de que ha habido gente que ha estado a la altura. Pongo el ejemplo de los ‘Coronavirus makers’, que pusieron su casa, su dinero y generaron una red de reparto. Son un referente de lo que es civismo y colaboración ciudadana y hay que ponerlos en valor.
¿Cree que la pandemia ha servido para reconocer la importante labor que hace la ciencia?
A priori, sí, pero me preocupa más pensar cuánto nos durará esta concienciación colectiva. Creo que los que estamos en cargos de responsabilidad gestionando ciencia, tenemos que invertir y correr para asegurar los cimientos que vendrán el día de mañana por si acaso la memoria es a corto plazo y cuando salga la vacuna nos olvidamos de la importancia que ha tenido la ciencia.
¿Cómo definiría la respuesta que han tenido los investigadores aragoneses ante la covid-19?
No tenía duda de que teníamos un buen equipo de investigadores e investigadoras en Aragón y en estos momentos difíciles lo han demostrado. Cuando salió la convocatoria del Carlos III y entre los 15 primeros proyectos que se evaluaron favorablemente, cinco eran aragoneses, se demostró que teníamos talento, respuesta rápida y que estábamos a la vanguardia de nuestro país. Lo que pasa es que en Aragón no somos muy dados a valorar lo que tenemos y tienen que venir de fuera a decirnos que tenemos equipos de investigación de primer nivel. Quiero recordar que en esta carrera por la vacuna mundial que se está generando, tenemos una posible vacuna aragonesa que está compitiendo con menos recursos y menos medios.
¿En qué momento está la investigación e innovación en Aragón?
Está en un momento expansivo y eso es positivo. En la crisis anterior no se priorizó la inversión en investigación porque no se entendió que es contracíclica y que en los momentos difíciles es cuando más hay que invertir. Ahora, desde el aprobado Pacto por la Ciencia y esta legislatura, llevamos un aumento de la inversión creciente, que ha permitido una estabilización del personal y creación de carreras más estables. Eso está permitiendo que muchos vuelvan y favorezca ese ecosistema científico que está bien armado.
El Departamento ha financiado con un millón de euros ocho proyectos de investigación para la lucha contra la covid. Podría explicarnos un poco más sobre ellos.
Entendimos que había dos velocidades en la inversión. Aquellos proyectos que estaban jugando la carrera de la vacuna y que contaban con financiación estatal y los que no tenían esa financiación y debían contar con la del Gobierno de Aragón. En este caso dividimos los proyectos en dos ejes: gestión sanitaria y fármacos. Un ejemplo del primer eje es una modelización a través de predicción de inteligencia artificial y otro está viendo cómo ha afectado a los pacientes crónicos tanto la covid como el confinamiento. Del segundo eje, me llama la atención un proyecto de la Universidad de Zaragoza que está utilizando nanotecnología para evitar que, aunque haya contagio, este se desarrolle.
Cuénteme sobre la convocatoria extraordinaria que se acaba de lanzar desde la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (ARAID).
Esta convocatoria emana del acuerdo para la estrategia aragonesa de reconstrucción. Entendimos que tocaba invertir en investigación y hacerlo rápido, contratando a especialistas biomédicos y tecnólogos para desarrollar políticas concretas ya no solo contra la covid, sino entendiendo que esta puede ser la primera de muchas pandemias. Había que añadir especialistas en materias como innovación en el diagnóstico, en aparatos médicos y tener una visión de ‘One Health’, ya que necesitamos una investigación de la salud más global entendiendo que la salud vegetal, animal o del clima acaba afectando a nuestra salud.
¿Se está trabajando en algún proyecto especial para evitar la fuga de cerebros?
La fuga de cerebros fue el efecto de unas políticas determinadas en la crisis económica que entendió que lo más fácil para bajar las cifras del paro era expulsar a las mentes más formadas y regalar mano de obra a países como Alemania o Inglaterra. Esa política se ha frenado y por lo tanto no estamos en un momento tanto de expulsión de fuga de cerebros, sino en la obligación de retornar a aquellos que se fueron hace unos años. No vamos a poder pagarles más, pero sí podemos asegurarles carreras estables de investigación, contratos indefinidos y espacios de investigación de calidad.
En este tiempo de pandemia, los expertos creen que se ha acelerado unos seis años en digitalización. Aragón, sin embargo, sigue teniendo importantes problemas de banda ancha en el medio rural, ¿qué se está haciendo desde el Departamento para solucionar este problema?
Actualmente el sistema de las telecomunicaciones está privatizado y por tanto son las operadoras las que deciden, en su libertad de negocio, adónde van y adónde no. Las administraciones públicas no podemos hacer despliegue de telecomunicaciones de manera directa. Tenemos 2.000 habitantes sin internet en Aragón y por eso estamos peleando para intentar modificar estas normativas estatales y europeas para poder garantizar que la prestación de internet sea un derecho y por tanto la administración pueda hacerlo. Aragón tiene internet en el 94% de su población, pero es de baja calidad, por eso también necesitamos que el Ministerio de Asuntos Económicos nos permitiera volver a invertir en esas zonas.
Aunque la contaminación se ha reducido durante la pandemia, sigue sin ser suficiente para revertir el cambio climático. Recientemente anunció la creación de un Observatorio Transfronterizo en Canfranc, ¿qué objetivos tiene?
Esta propuesta de Canfranc, todavía en periodo de conversaciones con el Gobierno de Nueva Aquitania, servirá para poner en valor los ecosistemas montañosos y uno de los pulmones más grandes de nuestro país y hacer un análisis concienzudo sobre la zona de los efectos que tiene el cambio climático en estos ecosistemas tan frágiles. Así se podrá prevenir cuáles van a ser los efectos, anticipar políticas y hacer una transición en la economía que se genera en la zona en base a cuáles van a ser las condiciones climáticas del futuro.
El Gobierno Central se ha implicado económicamente en la fundación que promueve el Observatorio Astrofísico de Javalambre, ¿es esta otra oportunidad para Aragón en esta materia?
El observatorio astrofísico es la joya de la corona desconocida que tenemos en Aragón. Tenemos la segunda cámara más potente del mundo instalada ya allí haciendo una investigación que puede modificar el futuro de la astronomía y de la física . Hemos hecho un esfuerzo presupuestario para crear personal, estabilizar plantillas y darle ese empujón. Allí se hace ciencia de primer nivel y en el medio rural, lo cual demuestra que la ciencia también sirve para vertebrar el territorio. Estamos en el momento de intentar que esa ciencia se divulgue a través de Galáctica.
Porque Galáctica sigue avanzando para su apertura en 2021…
Efectivamente. Esperamos poder seguir manteniendo el compromiso, lo que pasa es que la pandemia nos exigirá y marcará sus propios tiempos. Ya se ha sacado la convocatoria para la gerencia del centro, está sacado el contrato para la musealización y ya se puede ver cómo va a quedar, solo queda acabarlo de vestir y esperar que 2021 nos dé una tregua para poder sacarlo.