Premio Música
Su idilio con el lenguaje musical empezó cuando apenas tenía 15 años y se manejaba de forma rudimentaria con los temas de su grupo de ‘punk-rock’. A su primer disco, que sacó cumplidos los 17, le siguieron otros muchos, más bandas, una constante investigación y querencia hacia otros géneros y el descubrimiento del que ha sido su principal instrumento: el ordenador, como él mismo reconoce. En consecuencia, aquella incipiente relación se ha convertido en la pasión y en la forma de vida de Juanjo Javierre, uno de los compositores aragoneses más valorados y reconocidos del panorama musical. Así lo distingue el Premio Artes y Letras en la categoría de Música, galardón que a Javierre le «sube el ego», según él mismo admite: «Tengo cariño a HERALDO y respeto muchísimo el trabajo y las plumas de su redacción de cultura. –Y añade– Me gusta estar en la nómina de premiados porque en ella hay gente que admiro profundamente y jóvenes con gran talento».
En los últimos años, Javierre se ha dedicado especialmente a componer bandas sonoras para el cine, como la realizada en la película ‘Armugán’ de Jo Sol, que ya es su antepenúltimo trabajo, pues no cesan los proyectos que el músico tiene entre manos: «Ahora estoy con la serie para televisión ‘Tramontana’ y empezando a componer la siguiente película de Nacho García Velilla ‘Por los pelos’». Trabajos estos que van desde el ‘thriller’ hasta la comedia y que exigen un gran esfuerzo de empatía en el proceso de creación.
Así, «es crucial entender el proyecto para ponerle música» según Javierre: su dirección, sus objetivos, su estética, su guión, las imágenes… un trabajo que le puede llevar meses y que genera una importante complicidad entre los directores y el compositor. De hecho, él ya está trabajando con jóvenes cortometrajistas aragoneses, a los que les reconoce mucho talento y un excelente porvenir.
«La relación entre la música y las imágenes es intangible. Se trata de un maridaje difícil que tiene que encontrar el ritmo, el color de la película… y ser coherente con la narrativa». Y apunta: «A nivel emoción es uno de los primeros conductores, detrás del diálogo».